Historia del Prosecco: Sus orígenes se remontan al siglo XVI
El Prosecco es uno de los vinos espumosos de Italia más conocidos a nivel internacional.
Su popularidad ha sido tal que actualmente se ha consolidado como uno de los principales competidores del champán, un dato que da a entender la importancia con la que cuenta en este escenario.
En cuanto a sus características principales, conviene entender que el Prosecco italiano es mucho más fresco y ligero que el champán francés. Por ello, se convierte en uno de los vinos con mayor aceptación en los paladares más exigentes. Dada la notoriedad con la que cuenta en el panorama vinícola, a continuación iniciaremos un recorrido a través de toda su historia.
La historia del Prosecco
En la Antigüedad, el Prosecco recibía el nombre de Pucinum como consecuencia del lugar en el que comenzó a producirse: en el Castillo de Pucinum, muy cerca de Trieste. Durante el siglo XVI, fue en esta misma región donde se recreó el antiguo vino Pucinum, uno de los vinos más conocidos de la época.
En tiempos romanos, el Prosecco ya se había producido con la uva Glera que creció inicialmente cerca de la aldea de Prosecco, en el Karst Colinas. Durante el siglo XVIII, el cultivo de Glera se expandió a lo largo de las colinas de Veneto y de Friuli. Gracias a la calidad aromática de las uvas que podían crecer en esta región, era posible producir un tipo de vino con un excelente perfil sensorial.
No obstante, a partir de ese momento, la producción comenzó a extenderse a una gran cantidad de regiones. En un primer momento, únicamente hacia las zonas vecinas, y de manera progresiva, alcanzó otras zonas cercanas. Dos de las zonas que tuvieron un mayor impacto fueron las mencionadas anteriormente: Veneto y Friuli. Fue en estos espacios el lugar donde se produjo por primera vez durante el siglo XX, especialmente como consecuencia del importante impacto que la tecnología ha tenido en su evolución.
La técnica, clave en el desarrollo del Prosecco actual
Uno de los aspectos más relevantes que lograron que el Prosecco pueda convertirse en lo que es hoy en día fue, sin duda, la experiencia técnica del hombre, pues durante el siglo XX, los conocimientos técnicos y científicos sobre la producción avanzaron a un ritmo excepcional.
Su Denominación de Origen, alcanzada en el año 2009, garantiza la mejor calidad del vino espumoso italiano más famoso del mundo. La innovación tecnológica, sin perder de vista la excelsa herencia de este tipo de vino, se convirtieron en su principal señal para entender la importante notoriedad de este vino.